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sábado, 23 de mayo de 2015

La Serotonina y el bienestar

La serotonina es un neurotransmisor que se encuentran en varias regiones del sistema nervioso central y que tienen mucho que ver con el estado de animo.

Funciones de la serotonina

  • Entre las principales funciones de la serotonina esta la de regular el apetito mediante la saciedad, equilibrar el deseo sexual, controlar la temperatura corporal, la actividad motora y las funciones perceptivas y cognitivas.
  • La serotonina interviene en otros conocidos neurotransmisores como la dopamina y la noradrenalina, que están relacionados con la angustia, ansiedad, miedo, agresividad, así como los problemas alimenticios.
  • La serotonina también es necesaria para elaborar la melatonina, una proteína que es fabricada en el cerebro en la glándula pineal, y es la encargada de la regulación del sueño. La serotonina aumenta al atardecer por lo que induce al sueño y permanece elevada hasta el amanecer cuando comienza a descender.
  • Otra función importante de este neurotransmisor, es actuar como el reloj interno de nuestro cuerpo, lo que a su vez determina nuestros ciclos de sueño y vigilia. El reloj interno es el encargado de coordinar varias funciones biológicas como la temperatura corporal, la hormona del estrés, cortisol, y los ciclos del sueño. La correcta coordinación de estos 3 elementos hace que podamos dormir profundamente y despertar descansados. Los hombres producen hasta un 50% más de serotonina que las mujeres, por lo tanto, estas son más sensibles a los cambios en los niveles de serotonina.

Cambios en los niveles de serotonina

El estrés, los niveles de azúcar en sangre y los cambios hormonales, sobre todo en los estrógenos, son algunas de las causas por las que serotonina se ve alterada. Los niveles bajos de serotonina, se asocian a desequilibrios mentales como la esquizofrenia, autismo infantil, trastorno obsesivo compulsivo, hiperactividad infantil, depresión, estados de agresividad, migrañas, estrés e insomnio.
El aumento de serotonina en los circuitos nerviosos produce una sensación de bienestar, relajación, mayor autoestima y concentración. La serotonina se puede medir a través de la sangre, aunque no se obtendrá mucha información, debido a que el cerebro y el resto del cuerpo se encuentran separados por la barrera hemato-encefálica, una especie de pantalla que no permite el paso de cualquier sustancia al cerebro. Por eso el cerebro fabrica sus propios neurotransmisores.

Como aumentar la serotonina

  • El triptófano es precursor de la serotonina, este aminoácido esencial que es capaz de traspasar la barrera cerebral, no lo puede producir el organismo por lo que debe ser obtenido a través de la dieta.
  • Las semillas de Griffonia simplicifolia, una planta que crece en la sabana y en la costa del oeste de Afrecha, son ricas en 5-hidroxitriptofano (5-HTP), una sustancia que sirve de nexo entre el triptófano y la serotonina.
  • Practicar determinadas técnicas de relajación, yoga, meditación ayuda a elevar los niveles de serotonina.
  • Hacer ejercicio con regularidad, la vida al aire libre, pasear y bailar favorece el incremento de esta sustancia.
  • Cambiar de actividad, hacer cosas nuevas, emprender nuevos proyectos, viajar... ayuda a que la serotonina aumente.
Son ricos en triptófano las pastas, arroz, cereales, leche, huevos, soja, pollo, pavo, queso, plátano y leguminosas.
En todos los casos le recomendamos consultar con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente. La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa.

Por Almudena Requero. Periodista especializada en temas de salud y terapias naturales. Autora del libro "Mi hijo es hiperactivo y distraído", Fuente: www.enbuenasmanos.com. 

viernes, 22 de mayo de 2015

Las personas con depresión pueden ser más propensas a desarrollar Parkinson

Las personas con depresión pueden ser más propensas a desarrollar la enfermedad de Parkinson, según un amplio estudio publicado este miércoles en la edición digital de 'Neurology', revista médica de la Academia Americana de Neurología.

"Vimos este vínculo entre la depresión y la enfermedad de Parkinson durante más de un intervalo de tiempo de más de dos décadas, por lo que la depresión puede ser un síntoma muy precoz de la enfermedad de Parkinson o un factor de riesgo para la enfermedad", afirma el autor del estudio Peter Nordström, de la Universidad de Umea, en Suecia.

Los investigadores también analizaron hermanos y encontraron que no había relación entre un hermano que tiene depresión y el otro Parkinson. "Este hallazgo nos da más pruebas de que estas dos enfermedades están relacionadas --apunta Nordström--. Si las enfermedades eran independientes entre sí pero causadas por los mismos factores ambientales o genéticos tempranos, entonces esperaríamos ver ambas enfermedades juntas en los hermanos, pero eso no sucedió".

Para el estudio, los investigadores comenzaron con todos los ciudadanos suecos mayores de 50 años a finales de 2005. A partir de eso, se quedaron con las 140.688 personas que fueron diagnosticadas con depresión entre 1987 y 2012. Estas personas fueron emparejadas con tres participantes del grupo control del mismo sexo y año de nacimiento que no habían sido diagnosticados con depresión, con un total de 421.718 participantes de control.

Los participantes fueron seguidos durante un máximo de 26 años, tiempo en el que 1.485 personas con depresión desarrollaron la enfermedad de Parkinson, o un 1,1 por ciento, mientras que 1.775 personas, o el 0,4 por ciento de los que no sufrían depresión, desarrolló Parkinson. La enfermedad de Parkinson fue diagnosticada una media de 4,5 años después del inicio del estudio y la probabilidad de desarrollar Parkinson disminuyó con el tiempo.

Las personas con depresión fueron 3,2 veces más propensas a desarrollar la enfermedad de Parkinson dentro de un año después del inicio del estudio que las personas que no tenían depresión. Entre 15 y 25 años después de que el trabajo comenzara, los participantes con depresión presentaban un 50 por ciento más de probabilidades de desarrollar la enfermedad de Parkinson.

Los individuos con casos más graves de depresión también eran más propensos a desarrollar la enfermedad de Parkinson y quienes habían sido hospitalizados por depresión cinco o más veces registraban un 40 por ciento más de probabilidades de desarrollar la enfermedad de Parkinson que aquellos que habían sido hospitalizados por depresión sólo una vez. Las personas hospitalizadas por depresión tenían también 3,5 veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad de Parkinson que quienes habían sido tratados para la depresión como pacientes ambulatorios.

La relación entre la depresión y la enfermedad de Parkinson no cambió cuando los investigadores ajustaron por otros tratornos relacionadas con la depresión, como la lesión traumática cerebral, el accidente cerebrovascular y el abuso de alcohol y drogas.

Fuente: www.canarias7.es

miércoles, 6 de mayo de 2015

La estigmatización mediática y la enfermedad mental

"El alumno de la ballesta sufre un trastorno mental". Este titular de prensa, publicado en un diario de tirada nacional, proclamaba que un posible "brote psicótico", palabras pronunciadas por la consejera de Educación de la Generalitat de Cataluña, habría motivado la muerte de un profesor a manos de un alumno de segundo de ESO en un instituto de Barcelona. "Un chaval normal de una familia normal", tal y como lo describían sus compañeros.
La palabra "normal" también aparecía asociada al piloto de Germanwings que estrelló un avión de la compañía en los Alpes franceses. Aunque no tardaron en aparecer sus antecedentes psiquiátricos. Ambos sucesos, tan trágicos y mediáticos, han vuelto a poner de manifiesto el hecho de que las personas que cometen actos de violencia tan espantosos sufren una enfermedad mental. Es como si la sociedad necesitara explicarse algo tan terrible a través de los trastornos mentales, en vez de asumir que el mal y la violencia acompaña a la humanidad a lo largo de su historia. Cada día mueren miles de personas en el mundo en guerras, hambrunas, masacres, terrorismo o violencia de género. Y el 97% de quienes cometen esos crímenes no padece ningún trastorno. Solo el 3% de las personas con enfermedad mental comete actos violentos a causa de su enfermedad, cuando no reciben el tratamiento adecuado.
La idea de que la enfermedad mental esta íntimamente relacionada con la violencia no tiene base científica. Las personas que la padecen rara vez son peligrosas para la sociedad en general. Lo más normal es que realicen conductas agresivas hacia ellos mismos o hacia el entorno familiar y sean víctimas de abusos y malos tratos, además de ver vulnerados sus derechos.
De hecho, son personas como cualquier otra: estudian, trabajan, tienen familia, hijos, amigos, ejercen sus derechos y obligaciones como ciudadanos. Su enfermedad no supone ningún impedimento para poder llevar una vida normalizada y estar plenamente integrado en la sociedad. El único rasgo que puede distinguir a este colectivo son los apoyos necesarios para favorecer su autonomía personal y una vida independiente.
¿Por qué se dice en titulares que el asesino era esquizofrénico? Nadie lo menciona cuando es diabético o hipertenso. Se debería evitar "etiquetar" a las personas con problemas mentales llamándolas, por ejemplo, "esquizofrénicos", por la misma razón que no se dice "sidoso" ni "canceroso". También habría que evitar informaciones sensacionalistas, tendenciosas y no contrastadas, y romper la asociación entre enfermedad mental y violencia.
En ese sentido, es lamentable que muchas personas no sean capaces de ver a la persona, sino solo al enfermo, como si su problema totalizara todos los aspectos de su vida: "Esta no es Alicia, una abogada que fuma a escondidas y a la que le encanta el senderismo, el cine y los musicales. Solo es alguien con trastorno bipolar". Hablamos de una realidad que afecta a una de cada cuatro personas a lo largo de la vida. Todos tenemos probabilidades de padecer una enfermedad mental, al igual que ocurre con muchos otros tipos de enfermedades.
Entendemos que la falta de tiempo y de especialización contribuyen a que los medios de comunicación reproduzcan prejuicios sobre la enfermedad mental, que está sobredimensionada en las secciones de Sucesos e infrarrepresentada en las de Salud. Desde este colectivo que represento creemos que una armonía entre la tiranía del lenguaje políticamente correcto y la operatividad de las palabras --es entendible que 'persona con enfermedad mental' no cabe en un titular--, con la sensibilidad y falta de prejuicios que merece el colectivo podría ayudar a informar con más rigor sobre la enfermedad mental.
En todo caso, el mejor modo de evitar que una persona con esquizofrenia protagonice un hecho violento es prevenir: evitar que abandone su medicación, mejorar la atención sociosanitaria y apoyar a su familia. Y para difundir esos mensajes los medios de comunicación son una herramienta indispensable.
Por Antonio Garrido - Presidente de Asaenec (Asociación de allegados y personas con enfermedad mental de Córdoba.España)

Fuente: www.diariocordoba.com