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lunes, 22 de diciembre de 2014

"El Silencio"


AUTOR: Alicia Melo
Promotora de Bienestar y Salud
Diplomada Universidad Metropolitana
Coach Ontológico
Facilitadora Certificada
Autora Libro "Notas Positivas para Saborear"

jueves, 13 de noviembre de 2014

Depresión: más casos de un mal que estigmatiza


UN DESORDEN ALTAMENTE DISCAPACITANTE

A pesar de la alta prevalencia que tiene, con estimaciones que indican que entre el 8 y el 12 por ciento de la población del mundo sufrirá al menos un episodio a lo largo de su vida, la depresión es una enfermedad que no solo crece, sino que también, según los especialistas, es muy estigmatizante para quienes la padecen, además de ser incapacitante y en muchos casos, recurrente. 

“Lamentablemente, tener cualquier enfermedad en donde se pone en juego la salud mental sigue siendo estigmatizante”, señala el médico psiquiatra Marcelo Bakmas, del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro-Argentina: “La idea de que se trata de una enfermedad de señoras bien es absolutamente falso, afecta a todas las clases sociales, a todas las edades y a ambos sexos, a pesar de que haya una mayor prevalencia entre las mujeres. 



El tema es que probablemente una persona de bajos recursos no pueda quedarse en la cama tirado porque pierde su trabajo, pero esto no implica que no esté deprimido y, además, son las personas que menos alternativas tendrán para superar la crisis”, sostuvo Bakmas. 

En el mismo sentido, Roberto Ré, médico y presidente de la Red Sanar-Argentina, sostuvo que “la depresión es una enfermedad del cerebro y en el cerebro, y estas enfermedades tienen una historia de estigmatización, ya que quienes la padecen han llegado hasta a ser aislados”. 

“Durante estos años hemos aprendido mucho sobre las enfermedades mentales, pero queda mucho por educar, y la gente sigue estigmatizando a la persona que tiene depresión, buscando ver por qué le pasó, intentando encontrar cosas ocultas, y esto es producto de la ignorancia”, apuntó Ré. 

UN DESORDEN MULTIDIMENSIONAL 

La depresión es un desorden multidimensional que afecta a la persona en todos sus aspectos: el emocional, el físico y el cognitivo, e interfiere en su posibilidad de funcionamiento. “El disparador es el distrés -explicó el doctor Ré- es decir, una tensión excesiva, irracional y desadaptativa que provoca la desregulación de los neurotransmisores. 

En conclusión, es una enfermedad biológica altamente discapacitante”. “No hay que quedarse con la mirada de que ‘hay que atender el problema porque una persona deprimida no puede trabajar y entonces afecta al sistema de producción’ -señaló por su parte Bakmas- hay que entender que se trata de un sujeto que no puede cumplir con sus tareas de padre o madre, de amigo, de esposo o esposa, es decir, a todas sus dimensiones”. 

En cuanto a los síntomas emocionales, los médicos mencionan tristeza, incapacidad de disfrute, pesimismo, baja autoestima y puede o no aparecer ansiedad, mientras que en lo referente a lo físico la depresión se traduce en fatiga o pérdida de energía, pérdida del interés sexual, aumento o pérdida de peso y alteración del sueño. 

“Hay un tercer componente -describió Bakmas- que son los síntomas cognitivos que recién hace unos pocos años comenzó a tenerse en cuenta, que es tan importante como los factores emocionales y que implica una lentitud en el pensamiento, el lenguaje y los aspectos motores, una disminución de la concentración, una incapacidad de tomar decisiones y una disminución de la capacidad de aprendizaje”. 

LAS RECAÍDAS 

“Es tan subestimado el tema de los síntomas cognitivos -añadió- que se ha comprobado que el 72 por ciento de las personas que han tenido una depresión pueden sufrir una recaída como consecuencia de haber sido desatendido este aspecto”. Mientras tanto, una encuesta realizada por la Asociación Europea de Depresión, arrojó que más del 60% de los trabajadores encuestados declararon que no informarían a su empleador en caso de ser diagnosticados por depresión.

350 millones De acuerdo a cifras de la OMS, la depresión es una de la afecciones más frecuentes en salud mental: se estima que 350 millones de personas en el mundo tuvieron, tienen o tendrán esta enfermedad.

FUENTE: Diario "El Día" - Argentina. Artículo disponible en su fuente original a través del siguiente enlace: http://www.eldia.com.ar/edis/20141112/Depresion-mas-casos-mal-estigmatiza-informaciongeneral0.htm

jueves, 25 de septiembre de 2014

A propósito de la Agresividad y el Trastorno Bipolar - Titulares que contribuyen a la estigmatización

Conductas agresivas vs trastorno bipolar. Algunas precisiones

Titulares que contribuyen a la estigmatización

Los medios de información hacen un flaco favor cuando en sus titulares tachan a los enfermos con trastorno bipolar de maníacos peligrosos. Sobre todo cuando, tal y como aseguran los expertos, la violencia no es, ni mucho menos, un rasgo definitorio del trastorno bipolar. Sin embargo, los medios se obsesionan en muchos casos en airear que asesinos y otros delincuentes padecen esta enfermedad, lo que contribuye a estigmatizar a estos pacientes y a crear una atmósfera de desconfianza hacia ellos.


Expertos reunidos durante el XII Seminario Lundbeck para periodistas sobre Trastorno Bipolar 'Ánimo sin control', han denunciado que los medios de información contribuyen a estigmatizar el trastorno bipolar. Según los especialistas, se tiende a relacionar conductas agresivas con enfermedad mental; sin embargo, en la mayoría de los casos, los asesinatos se cometen por problemas transitorios, no por problemas mentales.

Ana González-Pinto, jefe de Psiquiatría Clínica del Hospital Universitario Santiago Apóstol de Vitoria, asegura que ‘el paciente bipolar no es violento. Es más fácil que sea víctima a que sea el agresor’. Anabel Martínez Arán, especialista en Psicología Clínica en el Hospital Clínic de Barcelona, completa esta afirmación: ‘Se puede ser violento si está sin medicación durante un estado maniaco y ha consumido bebidas o drogas, igual que cualquier otra persona’. La psicóloga catalana pone el énfasis en ‘los matices’.

Ambas expertas lamentan que hayan existido y existan titulares ‘que generen que la sociedad piense que el trastorno bipolar conduce a asesinatos’. En este mismo sentido se expresa José Manuel Montes, jefe de Sección de Psiquiatría del Hospital Universitario del Sureste de Madrid: ‘A través de la imaginaria popular se trata de explicar actos violentos a través de una subyacente enfermedad mental. Esto tiene que ver con que se busca una explicación para encontrar la tranquilidad. Y tienden a aislar a estas personas como mecanismo preventivo’.

El experto subraya que ‘impacta muchísimo más que una persona con enfermedad mental cometa un acto violento a que el acto no tenga que ver con enfermedades mentales’. Ante esta afirmación, los periodistas participantes en el Seminario concluyeron que sería ‘muy oportuno’ aprovechar casos en los que se mencione el trastorno de la persona o la enfermedad mental que padece ‘para aclarar a la sociedad lo que es el trastorno en sí’ y así contribuir a desestigmatizar las enfermedades mentales.

‘Si con la epilepsia o la lepra se ha dado el paso de disminuir el estigma hasta incluso acabar con él, con la enfermedad mental también se debería dar el paso’, anima Ana González-Pinto. Y añade: ‘Deberíamos fomentar que se asocie el trastorno bipolar a mensajes positivos’. Todos los expertos concluyen que añadir información sobre enfermedades mentales, en general, o sobre el trastorno bipolar, en particular, no añade nada al interés informativo de la noticia. ‘Si padeciera cáncer, sería exactamente igual de relevante contarlo’, insisten.


miércoles, 3 de septiembre de 2014

¿Qué es ser "Bipolar"?

Trastorno Bipolar - Algunas Precisiones

Se considera que una persona padece desordenes bipolares si a lo largo de su vida ha sufrido depresiones profundas y al menos una vez ha pasado por un episodio de "manía". Por "manía" se entiende una conducta fuera de lo común de una persona en que actúa de forma eufórica constantemente. En esos períodos la persona puede que gaste más dinero de lo habitual, que compre cosas innecesarias. También se considera dentro de esta fase el aumento de la irritabilidad y la ausencia de sueño. Generalmente en la "manía" el enfermo es incapaz de controlar su vertiginoso ritmo de pensamientos. Se dice que no conoce límites y desorbita su propia capacidad. La depresión es la otra cara del trastorno bipolar.El cambio de una fase a otra (de manía a depresión) es variable y entre fases hay periodos de estabilidad. La frecuencia varía de una persona a otra.

PERO NO ESTAS SOLO: Al trastorno bipolar también se le conoce como enfermedad maníaco-depresivo. Afecta según los últimos estudios a cerca de un 2% de la población y no al 1 % como se creía hasta ahora.Para quienes padecen este trastorno puede ser muy perturbador. Pero tienes que saber que no estás solos en estos cambios de estado de ánimo.

TU NO TIENES LA CULPA: La bipolaridad suele aparecer en la adolescencia o al principio de la edad adulta, aunque cada vez son más los casos de niños que la padecen. Esta enfermedad no depende de ti. Es un trastorno que afecta la habilidad para ser funcional en las actividades de cada día. Afecta el trabajo o los estudios, a nuestras familias y a la vida social. Hoy en día se sabe más acerca de las causas y del tratamiento de este problema mental. Sabemos que hay causas biológicas y componentes psicológicos en TODOS los TRASTORNOS BIPOLARES. Y que la mejor forma de tratamiento es la combinación de medicinas y psicoterapia. Contrariamente a lo que se creía hasta ahora el enfermedad no es exclusivamente bioquímica o un desorden médico.(Mental Health Net. MHN)
  
El Gran Acontecimiento: Conseguir la remisión. El más importante acontecimiento relativo a la Salud Mental del pasado año 2002, éste sería uno que subyacía pendiente y que se encontraba prácticamente olvidado, uno que pasó virtualmente desapercibido en su momento pero que tiene enormes implicaciones para el futuro. Éste sería la inclusión de esta frase en la Guía práctica revisada para el tratamiento de pacientes con trastorno bipolar de la American Psychiatric Association, publicada en abril de 2002: “El tratamiento está destinado a la estabilización del episodio con el propósito de conseguir la remisión, definida como un completo retorno a un nivel de base de funcionamiento y una virtual ausencia de síntomas.” La Guía continúa citando la prevención de futuros episodios como meta para el tratamiento a largo plazo. La Guía se hace eco de la pionera Tima Bipolar Disorders Algorithms, publicada en el estado de Texas en octubre de 2001, que cita como su meta de tratamiento “ la total remisión de los síntomas- no sólo la respuesta al tratamiento”. En contraste, la Guía APA de 1994 virtualmente nos hizo un daño irreversible:“Las metas específicas del tratamiento son disminuir la frecuencia, severidad y consecuencias psicosociales de los episodios y mejorar el funcionamiento psicosocial entre episodios. Algunos pacientes con daños crónicos necesitarán servicios específicos de rehabilitación”. Como ironía, la puesta de obstáculos al tratamiento se produce en un momento en que la psiquiatría está despertándose para contemplar cuán enfermos nos hallamos. En la Cuarta Conferencia Internacional sobre el Trastorno Bipolar en 2001, El Dr. Robert Post de la Red Bipolar de la Fundación Stanley observó que el trastorno bipolar es más recalcitrante al tratamiento de lo que creíamos, y según el Dr. Mark Bauer de la Universidad Brown, en la misma reunión, 30 a 50 por ciento de los pacientes bipolares permanecen crónicamente enfermos.
  
Entonces, ¿qué bien nos hace una gota de agua en el desierto?
  1. Refleja las elecciones de tratamiento ahora disponibles, incluyendo antipsicóticos atípicos para la manía y Lamictal para la depresión bipolar.
  2. Por diferencia a la antigua Guía, esta se basa en el principio de que si el tratamiento A falla, entonces intentemos el B y sino el C hasta que se llegue a un resultado favorable (eso esperamos).

  
En términos no dudosos, la APA ha advertido a sus miembros que abandonarnos no es una opción, a pesar de la severidad de nuestros síntomas o los tratamientos que hayan fracasado en el pasado. En esencia, nuestro derecho a ponernos bien y permanecer bien ha sido codificado, y en esta era de costes ascendentes y servicios que se deterioran no es un gesto pequeño.

Nuevos tratamientos y la expansión de conocimientos pronto volverán esta Guía obsoleta. Pero no hay vuelta atrás del principio que la gobierna de “lograr la remisión... volver a los niveles básicos de funcionamiento y ausencia virtual de síntomas.” Por primera vez, disponemos de un standard mediante el cual podemos apoyar a aquellos que nos tratan y posiblemente asegurarnos de su responsabilidad. Como se desarrolle esto será la gran historia de 2003 o 2004.

Desde el punto de vista de las cinco historias principales que se incluyeron en esta publicación, el meta-análisis realizado por July Kirsch-Moore de 47 historia breves controladas como placebo en ensayos de antidepresivos de la base de datos de la FDA, era claramente el estudio del año, planteando serias cuestiones sobre la efectividad de los antidepresivos, la forma de llevar a cabo los ensayos de medicamentos, y el proceso de aprobación de la FDA. Sí, los antidepresivos probablemente funcionen. El problema es que las compañías farmacéuticas no tienen medios fiables de probarlo.

FUENTE: Bipolarweb

En la imagen: Libro "Amar a un Bipolar" Cómo comprender y amar a tu cónyuge Autores: Julie A. Fast y el Dr John Preston - Lectura recomendada

jueves, 17 de julio de 2014

Trastorno Bipolar en la Mujer

Como todos sabemos los Especialistas nos dicen: "con este trastorno se nace, se lleva en los genes, y será la vida, los acontecimientos vitales, junto con determinados factores neurobiológicos (neurotransmisores, hormonas, etc.) los que le harán aflorar". Efectivamente, las hormonas en la mujer van a condicionar las formas de presentación del trastorno bipolar así como su evolución, y no por ello hay que menospreciar los acontecimientos vitales en la mujer, distintos a los de ellos. 

Desde un punto de vista epidemiológico parece que en ellas predominan los episodios depresivos, y en esos episodios suele haber síntomas atípicos con más frecuencias que en ellos. También en la balanza de las frecuencias el fiel se inclina hacia el platillo que alberga los episodios mixtos y la ciclación rápida. La tensión premenstrual, el embarazo y puerperio, así como la menopausia son ella per se, y per se de obligado tratamiento aquí.

En lo referente a la comorbilidad me detengo especialmente en tres de ellas:

Alcoholismo: Es de las patologías comórbidas más frecuentes. Suele ser un factor premórbido que precede en torno a un año al episodio maníaco y suele ser de mal pronóstico. El riesgo relativo de comorbilidad alcohólica y TB alcanza cifras del 6% en varones y del 10% en mujeres. Se desconoce la causa de esta relación.

Trastornos de la conducta alimentaria (bulimia y anorexia nerviosa): Más frecuente en ellas (el 95 % de los trastornos se dan en mujeres). A la vez el 25 % de las pacientes con trastorno de la conducta alimentaria presentan un actual o pasado trastorno por abuso de sustancias (el alcohol entre otras). De los dos trastornos la bulimia es más prevalerte.

Trastornos de ansiedad. También son más frecuentes en ellas.

Desde un punto de vista etiológico cabe expone algunas alteraciones neuroendocrinas:  

  • Eje hipotálamo-hipófiso-tiroideo (HHT): Las hormonas de este eje (TRH, TSH, triyodotironina y tiroxina) están implicadas en la fisiopatología y curso de la enfermedad bipolar. Puede haber hipotiroidismo subclínico relacionado con la aparición de ciclos rápidos. Algunas formas del TB en la mujer se asocian a alteraciones detectables del sistema tiroideo, particularmente cuando existen ciclos rápidos, disforia prominente y una respuesta pobre a los tratamientos habituales. La tiroxina es eficaz en los casos resistentes (incluso sin hipotiroidismo subclínico).


  • Eje hipotálamo-hipófiso-gonadal (HHG): El eje hipotálamo-hipófisis-gonadal controla la síntesis hormonal ovárica a través de factores liberadores (GnRH) y hormonas gonadotropicas (LH, FSH). Los esteroides ováricos ejercen una retroalimentación negativa sobre el hipotálamo y la hipófisis. Existe un mayor riesgo de fase maníaca en la mujer en las dos primeras semanas tras el parto (por brusca caída de los niveles de estrógenos que provoca sensibilización de los receptores dopaminérgicos mesolímbicos, hiperactividad dopaminérgica. Las hormonas sexuales intervienen igualmente en los cambios de fases relacionados con lamenstruación y las variaciones de la libido.


  • Otras hormonas como la prolactina relacionada con el Trastorno Afectivo Estacional. Hay que recordar aquí que los beneficios cardiovasculares que las hormonas conceden a la mujer biológicamente se pierden en el TB porla vida sedentaria, el consumo de tóxicos (tabaco y alcohol) y el sobrepeso por la medicación. Esto hace que padezcan más frecuentemente que la población general de HTA, diabetes y síndrome metabólico.



Cuando se está haciendo un diagnostico de TB en una mujer, siempre hay que solicitar un test de embarazo (en mujer en edad fértil). Su negatividad dará tranquilidad para el empleo de medicamentos potencialmente teratógenos y planificar una anticoncepción adecuada. Su positividad, además de alertar sobre lo anterior, estará indicandoque los cambios hormonales que se van a producir irán acompañados de cambios afectivos ante los cuales habrá que estar preparados.

SITUACIONES OVARICAS
MENSTRUACION. Las mujeres con TB en tratamiento tienen una elevada tasa de ciclos largos, de oligomenorrea, menorragia, polimenorrea y sangrado intermenstrual. También cambios de humor en relación con la fase del ciclo. La tensión premenstrual y el síndrome disfórico premenstrual son más frecuentes en el TB.

ANTICONCEPCION. Quien padece un TB y sigue tratamiento debe tomar medidas anticonceptivas por bien propio y ajeno (el embrión). Sin esas medidas anticonceptivas está expuesta a una descompensación de su enfermedad, por un lado, y a posibles efectos teratógenos en el embrión, por otro. Si se ha producido el embarazo bajo tratamientos teratógenos, la ética o la moral de cada uno le dirá. Para no llegar a lo anterior, la máxima debe ser “mujer tratada, mujer planificada “, y planificar un embarazo se puede hacer a favor o en contra de él:

  • Embarazo no deseado. Aquí la anticoncepción es la norma. La mujer con TB no debe usar anticonceptivos hormonales, ya que además de tener sus influencias anímicas negativas supone añadir un factor más de riesgo cardiovascular a la lista de los existentes para el TB. Son aconsejables los métodos de barrera (preservativos, cremas espermicidas…), máxime con el riesgo de enfermedades de transmisión sexual que existe y la promiscuidad consabida que hay en algunos sectores del TB. Si existe un número de hijos que satisface la maternidad se debe optar por métodos definitivos como la ligadura de trompas o la vasectomía, esta última, por su irreversibilidad, solo si la pareja es estable.


  • Embarazo deseado. Ninguna mujer con TB debería renunciar a la maternidad, si la desea. Una vez en la idea de la maternidad deberá pedir consejo genético (al genetista), mediante el cual se le informará, a ella y a su pareja, de los riesgos de que sus hijos hereden este padecimiento. Aceptado el riesgo genético, hay que establecer un plan de tratamiento para el embarazo. Ha llegado el momento de consultar con el médico que la lleve habitualmente. Si esemédico desaconseja el embarazo, hay que cambiar de médico. Una excepción a este último consejo: un trastorno bipolar grave.

  • GESTACIÓN. No es frecuente un primer episodio de TB durante el embarazo, siendo excepcional la presentación de un episodio maníaco, sobreviniendo, de ocurrir, un episodio depresivo en torno al segundo trimestre de la gestación.Todos los medicamentos son potencialmente teratógenos y hay que prescindir de ellos durante el primer trimestre del embarazo. De nada vale esperar a ver en resultados ecográficos avanzados los daños hechos. Ya no hay remedios. Hay que correr el riesgo de quedarse limpia de medicación y quedarse con la opción terapéutica electro-convulsiva (TEC), estigmatizada por anticuadas y desfasadas creencias, por malos memes.


PUERPERIO. Es periodo de riesgo para un primer episodio de TB. También lo es de descompensación de quien ya padecía este trastorno (hasta un 50%). El riesgo de descompensación aumenta con el número de embarazos y con el número de descompensaciones previas. La descompensación extrema sería la psicosis puerperal (20-30%) y hastaella toda una gama clínica.

MENOPAUSIA. Los cambios hormonales que lleva consigo la menopausia parece que no tienen influencia en el curso evolutivo del TAB. La anterior frase podría decirse: “La menopausia acaba con todos los problemas que la fertilidad origina a la mujer con TB”, los cambios hormonales no son influyentes per se, pero apagan el fuego de lafertilidad. El hecho de que el trastorno se inicie coincidiendo con la menopausia obedecería a una mayor incidencia de acontecimientos vitales estresantes en la vida de las pacientes que debutan en estas edades

FUENTE: "Guía para los Pacientes Bipolares y su Familia"  GlaxoSmithKline C.A.

jueves, 26 de junio de 2014

Superar el estigma de la enfermedad mental

Los prejuicios que se ciernen sobre este tipo de trastornos retrasan una posible mejoría de las personas que los sufren

Ansiedad, depresión, trastorno bipolar, fobia, adicción, son enfermedades tan comunes como diabetes, hipertensión, insuficiencia renal o asma y los fármacos que las tratan se encuentran como los de estas últimas entre los más vendidos. Sin embargo, la carga de prejuicios que rodea los trastornos de salud mental determina el apoyo social que reciben quienes las sufren e incluso impide que busquen tratamiento.

El estigma consiste en una imagen negativa que una persona genera sobre otra porque ésta posee una característica peculiar o personal que se piensa, o en realidad es, desventajosa (un estereotipo negativo). "Por desgracia, las actitudes y creencias negativas hacia la gente que tiene un trastorno de salud mental son comunes", continúan los especialistas norteamericanos.
El estigma puede conducir a discriminación y ésta puede ser directa, como un comentario negativo sobre la enfermedad mental o el tratamiento, o sin intención o sutil, como la evitación porque piensan que la persona podría ser inestable, violenta o peligrosa debido a su trastorno. Incluso el paciente puede juzgarse a sí mismo.

Entre los efectos perjudiciales del estigma, se encuentran la reticencia a buscar ayuda o tratamiento; la carencia de comprensión por parte de familia, amigos, colegas de trabajo u otras personas en sus círculos; menores oportunidades de trabajo, actividades sociales o escolares o problemas buscando alojamiento; acoso, violencia física o hostigamiento; asistencia sanitaria que no cubre de forma adecuada el tratamiento de la enfermedad mental y la creencia de que nunca se conseguirán ciertos retos o que la situación no mejorará.
Especialistas sugieren que las medidas para combatir el estigma podrían ser admitir la necesidad de tratamiento y conseguirlo; no avergonzarse ni crear dudas acerca de la capacidad personal; no aislarse; no denominarse a sí mismo despectivamente con el nombre de la enfermedad; acudir a grupos de apoyo; lograr ayuda en la escuela en el caso de tratarse de niños; hablar en contra del estigma y educar al público sobre la enfermedad mental.
FUENTE: EUROPA PRESS

miércoles, 25 de junio de 2014

Actitudes que pueden dificultar la recuperación de un paciente con trastorno bipolar

A lo largo de los años he notado que determinadas líneas de pensamiento pueden interferir en el proceso de convalecencia. Algunas veces estas actitudes prefiguran el momento en que el propio paciente interrumpirá su tratamiento. He aquí algunos ejemplos de afirmaciones que he oído y que reflejan estas actitudes tan contraproducentes. 
  • “Creo que no me conviene estar siempre tomando medicinas”
  • “No creo que mi trastorno bipolar sea tan grave”
  • “ Quiero dejar de tomar la medicación para comprobar si es cierto que padezco un trastorno bipolar”
  • “No quiero saber cómo me siento si no tomo las medicinas”
  • “Quiero averiguar si soy capaz de recuperarme por mis propios medios”“ No quiero tomar las medicinas porque no son más que una muleta”
  • "Con tesón y fuerza de voluntad, estoy seguro de que podré superar la enfermedad sin tomar medicamentos”
  • “Quiero un tratamiento, pero quiero empezar más adelante”
  • “Todavía tengo dudas sobre si realmente padezco o no un trastorno bipolar”
  • “Ninguno de mis amigos cree que tengo un trastorno bipolar”
  • “Hablé con un profesional que me dijo que está seguro de que no tengo un trastorno bipolar”
  • “Leí en un rato que no me conviene tomar medicinas para el trastorno bipolar”
  • “En primer lugar, me gustaría probar una dieta y un tratamiento con minerales”
  • “Estoy seguro de que no tengo la enfermedad. No he estado enfermo en toda mi vida”.
  • “Todos mis problemas son producto de las circunstancias. No me faltan razones para actuar de esta manera”
  • “Yo no tengo la culpa. En realidad, la culpa es de mi trabajo, mi esposa, mi madre, mi novio, mi casa, esta ciudad, este gobierno, este país, etc”
  • “Si pudiera salir de este lugar, seguro que me encontraría mucho mejor”
  • “Si pudiese dormir un poco (o mantenerme despierto), entonces todo me iría mucho mejor”
  • “ Yo puedo manejar esta situación. ¿Es qué no puedes confiar en mí?”
  • “Mi médico ya no me gusta”
  • “Ya no confío en la medicina tradicional”
  • “Siempre he tenido buena suerte. No te preocupes. Confía en mí. En poco tiempo todo se resolverá”.
1. ¿Cuál es la causa más común del fracaso de los tratamientos en el trastorno bipolar?

Negarse a tomar la medicación o interrumpirla definitivamente. Básicamente, los fármacos son el único recurso que puede normalizar los procesos de pensamiento e impedir la recurrencia de la manía y la depresión. Está ha demostrado que cuantas veces se interrumpa abruptamente la medicación, mayor será el agravamiento de la enfermedad bipolar.

2. ¿Cuál es la creencia más común que plantea un obstáculo en el camino hacia la recuperación?

“Ahora estoy bien. En consecuencia, ya no necesito tomar la medicación”. Lo anterior constituye un grave error en la lógica de la enfermedad aunque algunas personas con trastorno bipolar consideran que tiene sentido. Si como consecuencia de tomar la medicación usted se siente mejor, entonces lo más inteligente será seguir tomando sus medicinas al objeto de mantener ese estado de bienestar. Si usted mejora, esto no se debe a que su enfermedad ha desaparecido misteriosamente; antes bien, significa que la medicación es correcta y está eliminando los síntomas de la enfermedad.

3.  ¿Cómo puedo saber si he tomado la medicación el tiempo suficiente para que funcione? No quiero darme por vencido.

Le aseguro que usted necesita un período de al menos seis meses de prueba con los tres principales eutimizantes en dosis moderadas y altas, antes de que se pueda determinar a ciencia que estos fármacos no podrán ayudarle. He a bordado este asunto con muchos pacientes que, habiendo sido considerados sujetos totalmente refractarios al tratamiento, respondieron bien después de haber hecho suyo un ensayo en condiciones con un fármaco estabilizador del ánimo adecuado.

4. ¿Tiene constancia de que haya personas que no responden a ningún tratamiento?

A lo largo de mi carrera profesional, menos de una docena de personas no han respondido satisfactoriamente a la administración de la medicación en dosis adecuadas. En la mayoría de los casos, estos individuos habían sufrido episodios maníacos recurrentes e incontrolados durante muchos años, y consumiendo alcohol y otras sustancias nocivas inmoderadamente. Unos pocos eran jóvenes que anteriormente habían sido tratados con antidepresivos y arrastraban un historial de episodios maníacos frecuentes que se remontaba hasta su infancia. Incluso en estos casos, los síntomas bipolares podrían reducirse con la administración de la medicación adecuada y un esfuerzo sostenido para introducir cambios saludables en su estilo de vida.

5. ¿Qué puedo hacer cuando todo parece estar fracasando?

Éste es un buen momento para dar un paso atrás y analizar objetivamente las razones del fracaso. Es muy frecuente que el tratamiento fracase a causa de otros problemas de salud que en su día pasaron inadvertidas o fueron descartados. Le pondré un ejemplo: he vivido un buen número de casos donde el consumo de alcohol y drogas ha saboteado las bondades del tratamiento médico. Cuando estas personas finalmente conseguían dejar de consumir bebidas alcohólicas y otras drogas, su medicación les devolvía su buena salud. En algunas ocasiones, la concurrencia de una lesión cerebral o una enfermedad física bloquea la efectividad del tratamiento. Será tiempo de repetir el examen físico inicial. De manera análoga, negarse a reducir el estrés que soporta en su vida diaria, no acostarse a una hora razonable, no seguir una dieta equilibrada, o no hacer ejercicio en dosis moderadas, son prácticas que pueden sabotear el tratamiento contra el trastorno bipolar. Cuando se detecten estos problemas, será necesario corregirlos si queremos albergar alguna esperanza de conseguir un buen tratamiento.

6. ¿Cuándo puede decirse que el trastorno bipolar es incontrolable? 

"El trastorno bipolar únicamente será incontrolable cuando usted se dé por vencido".


viernes, 6 de junio de 2014

La sexualidad y el trastorno bipolar

La Psiquiatría ha avanzado mucho a lo largo de las últimas décadas, y palabras que antes producían rechazo sólo con oírlas, hoy en día se acogen con un halo de empatía y normalidad. Es lo que ocurre con el trastorno bipolar, una enfermedad mental que arrastra consigo múltiples inconvenientes en la vida diaria; alguno de ellos en la esfera de la sexualidad. Actualmente, en España un 2% de la población padece este trastorno y hasta un 60% de estos pacientes puede ver afectada de una forma u otra su vida sexual.
El trastorno bipolar pasa por dos fases características en el transcurso de la enfermedad: maniática y depresiva. En la primera, explica a ELMUNDO.es el doctor Eduard Vieta, jefe de Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic y profesor de la Universidad de Barcelona, hay tendencia a la hiperactividad y la euforia, que suelen acompañarse de un aumento del deseo sexual, y en ocasiones de cierta desinhibición y promiscuidad. Por el contrario, en las fases depresivas, existe una disminución del deseo y la práctica sexual.
"Durante las fases maníacas se produce un aumento de la producción de una sustancia cerebral denominada dopamina que es el neurotransmisor de la motivación, el que nos impulsa a hacer cosas y a probar cosas nuevas, y es también fundamental en la excitación sexual. La manía, por tanto, aumenta la excitabilidad sexual, mientras que la depresión la disminuye", explica este especialista, quien también dirigió una ponencia sobre este tema en el VII Curso Internacional de Sexualidad y Salud Mental celebrado recientemente en Salamanca.
En las fases maníacas, agrega Usue Espinós, psicóloga de la Asociación Bipolar en Madrid (ABM), en grupos de autoayuda desde hace 15 años, el aumento libido suele conllevar conductas promiscuas, y existe riesgo de enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados.
Por tanto, los problemas principales que una persona con trastorno bipolar puede tener son los cambios del deseo sexual en un sentido u otro, pero también "pueden darse retraso en la eyaculación, impotencia y anorgasmia", enumera el doctor Vieta.
Por otro lado, y mirando hacia la esfera más psicológica y social de esta enfermedad, éstas también se ven claramente afectadas. "Muchas personas con trastorno bipolar tienen dificultades para mantener una pareja estable, a veces la falta de habilidades sociales o el aislamiento complica la posibilidad de tener una pareja estable y esto hace que tengan menos posibilidades de tener relaciones sexuales", comenta Espinós.
Además, las conductas de hipersexualidad y la promiscuidad que refieren en las fases maniacas cobran aquí gran importancia, ya que pueden provocar rechazo social y familiar. La disminución del impulso sexual puede reducir la calidad de vida y la autoestima, incluso "por mucho que se explique a los pacientes que se trata de un problema transitorio asociado a la fase depresiva o al tratamiento", lamenta el doctor Vieta.
De hecho, la psicoeducación y la rehabilitación cognitiva son clave para tratar el transcurso de la enfermedad, tal y como este especialista junto con otros investigadores demostraron en un estudio publicado en la revista 'American Journal of Psychiatry'.

La implicación de los fármacos

Los fármacos son un capítulo aparte, que también puede influir en las relaciones sexuales de pacientes con trastorno bipolar y otras enfermedades mentales. "En ocasiones, consumen psicofármacos que producen alteraciones en su actividad sexual. El problema puede ser que abandonen la medicación, con el consiguiente riesgo de recaídas", mantiene la experta de la ABM.
Pero los fármacos son esenciales para mantener la calidad de vida de los pacientes y controlar de pleno la enfermedad, tal como asegura el doctor Vieta: "El tratamiento es imprescindible para mantener la enfermedad bajo control y poder llevar una vida normal. Pero en algunos casos puede reducir el deseo y ocasionar disfunciones como anorgasmia, retraso de la eyaculación, o incluso impotencia, pero son efectos adversos reversibles que se dan sólo en ocasiones".
Así, no todos los medicamentos -en éste o cualquier otro trastorno mental- conducen a estos efectos adversos aunque con frecuencia, lamenta el experto, los psiquiatras olvidan tener en cuenta este aspecto a la hora de la prescripción, en parte porque, si no se pregunta directamente, los pacientes no hablan de ello. "Los problemas que puedan derivarse del tratamiento se solucionan cambiando la medicación; además, pueden utilizarse técnicas sexológicas o farmacológicas cuando estén indicadas", informa.
El trastorno bipolar es una patología común y tratable si se diagnostica a tiempo. Todos aquellos que lo sufren, aconseja el especialista, deben saber que si han percibido cambios indeseados en su capacidad de disfrute de una vida sexual sana y plena, existen soluciones; el primer paso es comunicarlo a los responsables de su tratamiento.
"Si sospecha que tiene un trastorno bipolar y no está diagnosticado, no tema ir al psiquiatra, se le ayudará. La Psiquiatría ha progresado muchísimo en los últimos años y en España hay los mejores especialistas y esta enfermedad cada vez se trata más desde una perspectiva multidisciplinar y multinivel, involucrando a psiquiatras, psicólogos, enfermeros, médicos de familia, etc. Los equipos están preparados para aconsejar y tratar los cambios en la conducta sexual que afectan a tantos pacientes con trastorno bipolar, pero hay que comunicarlo», concluye.
FUENTE: Beatriz G. Portalatín | Madrid para el MUNDO.ES

martes, 27 de mayo de 2014

Las enfermedades mentales son tan letales como el cigarro

Las enfermedades mentales matan más personas que el tabaco. Según una investigación realizada en la Universidad de Oxford (Reino Unido), las enfermedades mentales reducen la esperanza de vida entre 10 y 20 años; es decir, una pérdida de años igual o peor que la de los fumadores más adictos. Pero, lamentan los investigadores en un artículo que se publica en "World Psychiatry", la salud mental no tiene la misma prioridad en los programas de salud pública que el tabaco.
El diagnóstico de una enfermedad mental se asocia con una disminución de la esperanza de vida tan grande como fumar 20 o más cigarrillos al día
El trabajo muestra que, por ejemplo, las personas con trastorno bipolar tienen una pérdida de entre 9 y 20 años en su esperanza de vida: de 10 a 20 años en los que padecen esquizofrenia; entre 9 y 24 años los que son adictos a las drogas y alcohol, y alrededor de 7 a 11 años para la depresión recurrente. Por contra, la pérdida de esperanza de vida para un fumador oscila entre los 8 y 10 años. "Hemos encontrado que muchos de los diagnósticos de enfermedad mental se asocian con una disminución de la esperanza de vida tan grande como la vinculada con fumar 20 o más cigarrillos al día", señala Seena Fazel, coordinadora del trabajo.
Consecuencias físicas
La experta recuerda que en las personas con enfermedad mental se dan a veces comportamientos de alto riesgo, sobre todo abuso de drogas y alcohol. Además, añade, "El estigma que rodea a las enfermedades mentales puede hacer que muchas personas no reciban tratamiento".
Por otro lado, muchas de las causas de los problemas de salud mental también tienen consecuencias físicas y no hay que olvidar que las enfermedades mentales empeoran el pronóstico de una serie de patologías físicas, especialmente cardiovasculares, diabetes y cáncer. "Desafortunadamente, muchas personas con trastornos mentales graves no acceden a la asistencia sanitaria", dice la investigadora.
Afortunadamente este escenario puede cambiarse. Actualmente, señala el artículo, existen tratamientos farmacológicos eficaces y psicológicos para los problemas de salud mental y gracias a ellos se podrá mejorar la prestación de salud mental y atención social. "Es preciso que los investigadores, los profesionales y los gobiernos hagan de la salud mental una prioridad mucho mayor para la investigación y la innovación. Se sabe que fumar es un grave problema de salud pública y por ello se han diseñado programas específicos para reducir su consumo: los resultados están a a la visa", indica. Ahora, subraya, "es el momento de hacer esfuerzo similar en materia de salud mental".
FUENTE: ABC España 

viernes, 16 de mayo de 2014

Detectar a tiempo la enfermedad mental - Síntomas iniciales de alarma

Las enfermedades mentales graves como la esquizofrenia o el trastorno bipolar rara vez aparecen de la nada. Cuando comienzan en la adolescencia, en muchos casos son los profesores o los compañeros de clase los que primero detectan que algo no va bien. Los episodios psicóticos pueden desarrollarse muy gradualmente y pueden permanecer sin diagnosticar durante largos periodos de tiempo.
Según explican los expertos de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, según sus siglas en inglés) en la web de la institución (www.psychiatry.orgen la mayoría de los casos, los círculos más cercanos como la familia, los amigos o los profesores e incluso la misma persona en esta situación reconocen que algo no está bien. De esta forma se identifican pensamientos, sentimientos o conductas indicativas antes de que una de estas enfermedades aparezca en su forma completa.
Conocer los síntomas o los signos iniciales de alarma puede conducir a una intervención que podría ayudar a reducir la gravedad de la enfermedad e incluso retrasar su aparición y desarrollo. En este sentido, la APA señala que si se están produciendo varios de los siguientes signos y síntomas podría estar en desarrollo una enfermedad grave:
  • Aislamiento social reciente o pérdida de interés en los otros.
  • Una inusual disminución del trabajo que se hace en el día a día, en especial en la escuela o el trabajo, como abandonar el deporte, dejar de acudir a la escuela o dificultad en la realización de tareas familiares.
  • Problemas con la concentración, memoria o pensamiento y lenguaje lógicos que son difíciles de explicar.
  • Aumento de la sensibilidad en el sentido de la vista, audición, olor o tacto y evitación de las situaciones en las que existen muchos estímulos.
  • Pérdida de iniciativa o deseo de participar en alguna actividad. Apatía.
  • Una vaga sensación de estar desconectado de uno mismo o de lo que nos rodea. Una sensación de irrealidad.
  • Creencias inusuales y exageradas sobre los poderes personales para comprender el significado o la influencia de acontecimientos. Pensamiento ilógico o 'mágico' típico de la infancia en un adulto.
  • Miedo o sospecha de los otros o una sensación fuerte de nervios.
  • Comportamiento peculiar impropio.
  • Sueño exagerado y cambios en el apetito o deterioro en la higiene personal.
  • Cambios rápidos o exagerados en los sentimientos o labilidad emocional.


Los expertos de la APA señalan que uno o dos de estos síntomas no pueden predecir una enfermedad mental pero si una persona experimenta varios de ellos juntos que le ocasionan problemas graves en su capacidad para estudiar, trabajar o relacionarse con los otros debe acudir a un profesional de la salud mental.
Diagnóstico y supervisión
Los especialistas coinciden en que la persona afectada debería al menos buscar una evaluación diagnóstica realizada por un profesional, recibir información sobre la enfermedad mental y los signos y síntomas a tener en cuenta, recibir consejo y apoyo sobre las actividades diarias y los sistemas para controlar el estrés y mantenerse bajo observación en relación a trastornos que pudieran requerir unos cuidados más avanzados.
Los familiares son compañeros valiosos y deben estar implicados en el tratamiento siempre que sea posible, añaden los especialistas del APA. La educación sobre la enfermedad mental y lo que sucede en el cerebro puede ayudar a los individuos y a sus familias a entender la significación de los síntomas, cómo la enfermedad podría desarrollarse y qué se puede hacer para ayudar, concluyen. Por último, como ejemplo acentúan la importancia de que las familias conozcan el perjudicial papel del estrés como acelerador de los síntomas y los medios para reducirlo.
Fuente: Infosalus/EuropaPress

martes, 13 de mayo de 2014

El 60% de las personas con pensamientos suicidas no recibe tratamiento

El suicidio es una de las 20 causas más importantes de defunción en el mundo para cualquier rango de edad, con un millón de muertes cada año. Este grave problema de salud pública es el motivo de muchos estudios cada año, como los que hoy se publican en la nueva revista The Lancet Psychiatry.

En el primero de ellos, investigadores de la Universidad de Glasgow (Reino Unido) y la Universidad de Harvard (EE UU) han revisado los factores psicológicos que pueden contribuir a un comportamiento suicida, como los tipos de personalidad, factores cognitivos y los acontecimientos vitales negativos.

La revista The Lancet Psychiatry publica para su lanzamiento un especial sobre suicidio. Uno de los estudios recogidos muestra los factores psicológicos que contribuyen a un comportamiento suicida y revela que alrededor del 60% de las personas que piensan en suicidarse o lo han intentado no cuentan con ningún tipo de ayuda.
Según Rory O'Connor, investigador de la institución escocesa, "a pesar de que se han identificado una serie de factores que contribuyen a la conducta suicida, no está claro cómo o por qué estos factores aumentan el riesgo de este comportamiento ni de los elementos que protegen entre aquellos que son vulnerables”.

“Son necesarios estudios adicionales para desarrollar tratamientos psicológicos y eliminar las barreras que conducen a la infrautilización de los recursos de salud mental", añade O’Connor.

Los resultados muestran también que alrededor del 60% de las personas que luchan contra pensamientos o conductas suicidas no reciben ningún tipo de ayuda. “Además, existe relativamente poca evidencia de la efectividad de los tratamientos recibidos por aquellos que sí los siguen”, explican los autores.

Por su parte, Matthew K. Nock, de la Universidad de Harvard, afirma que se han hecho avances significativos en la comprensión de la conducta suicida en los últimos años.

“Ahora tenemos una sólida base de conocimiento, así como algunos nuevos descubrimientos sobre los factores psicológicos que ponen a las personas en riesgo de pensar en el suicidio o que incrementan su probabilidad de actuar”, apunta. “Es muy importante que se invierta en nuevos avances para que disminuyamos el sufrimiento y la pérdida de vidas".

Biomarcadores para predecir el riesgo

Otro de los estudios publicados en el primer número de The Lancet Psychiatry expone una posible interacción entre la predisposición de cada persona, experiencias vitales estresantes y enfermedad psiquiátrica aguda con la conducta suicida.

Kees van Heeringen, investigador de la Universidad de Gante (Bélgica) y John Mann de la Universidad de Columbia (EE UU) han discutido la teoría del estrés-diátesis de suicidio, que explica por qué solo una pequeña minoría de personas está en riesgo de quitarse la vida después de la exposición a este tipo de estrés.

El estudio describe varios factores neurobiológicos que pueden desempeñar un papel en esta predisposición. Por ejemplo, los estudios postmortem y de neuroimagen han identificado los cambios estructurales y funcionales en los cerebros de los individuos con antecedentes de conducta suicida que puede afectar a la regulación del estado de ánimo, la respuesta al estrés y la toma de decisiones.

Estos cambios incluyen déficits bioquímicos en función de la serotonina y el eje hipotálamo-pituitaria-adrenal (HPA) de respuesta al estrés. Los autores sugieren que estas anomalías podrían utilizarse en el futuro para desarrollar biomarcadores que ayuden a predecir quién está en riesgo de quitarse la vida, y que pueden servir como un objetivo útil para el tratamiento.

Según van Heeringen, "dado que no existen exámenes clínicos fiables para identificar a las personas más predispuestas al suicidio, los biomarcadores genéticos y de imagen cerebral ofrecen prometedoras vías para la detección de individuos de alto riesgo y de los tratamientos más personalizados para la prevención de la conducta suicida".

El impacto del duelo en el suicidio
Las personas afligidas por el suicidio de una pareja o un hijo adulto corren un riesgo significativamente mayor de suicidio en comparación con las personas en duelo después de la muerte repentina por otras causas.

Los hallazgos provienen de una nueva revisión de 57 estudios, publicada en la misma revista, que compararon el efecto de la muerte por suicidio, la salud mental y el funcionamiento social de los miembros de la familia, amigos y otros contactos de los fallecidos en relación con otros duelos repentinos.


Los datos revelan que el impacto psicológico en los otros miembros de la familia también es grave: los niños que pierden a una madre por suicidio tienen un mayor riesgo de depresión, mientras que las personas que pierden a un hijo por esta causa tienen un mayor riesgo de ingreso psiquiátrico debido a una enfermedad mental.
Las personas afligidas por el suicidio de una pareja o un hijo adulto corren un riesgo significativamente mayor de suicidio

Para Alexandra Pitman, autora principal y experta de la Universidad College de Londres, "tras un cálculo aproximado vimos que entre 48 y 500 millones de personas en todo el mundo viven un duelo relacionado con el suicidio cada año. Aunque el impacto del suicidio parece variar de acuerdo con el parentesco, la verdad es que todos los miembros del fallecido son propensos a necesitar apoyo”.


Hasta ahora, las políticas de prevención del suicidio tienden a tratar a las personas afectadas por el suicidio de un conocido como un solo grupo, en lugar de reconocer que las parejas y madres poseen mayor riesgo de suicidio que otros familiares y amigos.

Referencias
Kees van Heeringen, J John Mann. “Suicide 1. The neurobiology of suicide”. Lancet Psychiatry May 2, 2014. http://dx.doi.org/10.1016/S2215-0366(14)70220-2
Rory C O’Connor, Matthew K Nock. “Suicide 2. The psychology of suicidal behaviour”. Lancet Psychiatry May 2, 2014 http://dx.doi.org/10.1016/S2215-0366(14)70222-6
Alexandra Pitman, David Osborn, Michael King, Annette Erlangsen. “Suicide 3. Effects of suicide bereavement on mental health and suicide risk”. Lancet Psychiatry May 2, 2014. http://dx.doi.org/10.1016/S2215-0366(14)70224-X 

Fuente: Agencia SINC