El psiquiatra es un médico que se dedica a
atender y ayudar a las personas que sufren o padecen diversos trastornos
relacionados con la conducta (comportamiento) y las emociones humanas. Es un
profesional entrenado para escuchar y comprender a su prójimo sin tener que
juzgarlo, utilizando toda la sencillez y calor que se desprende de una relación
altamente filantrópica. Lamentablemente se ha venido estigmatizando, de manera
ignorante, como “loco”, a aquel individuo que acude a esta consulta. Por
esto se siente mucho temor cuando se piensa en buscar la ayuda de un
psiquiatra. A veces, los más “valientes” lo hacen de forma muy disimulada
y con la pretensión que esto sea “muy escondido”. Otros, también
consideran que ¿para que voy a donde una persona que seguramente está más “loca
o loco” que yo?
Estas circunstancias, incluso, han
llevado a caricaturizar este tipo de consulta o de pronto de aplicarle
mucha “trascendencia misteriosa” . Se “dibuja” a un facultativo distante,
serio, enojado, de mirada exploradora que interpreta cada gesto, cada
movimiento y cada palabra con una sobrada mirada detectivesca y hasta
irónica. “El psiquiatra lo sabe todo”. “El esta fuera del bien y del
mal”. Con bastante frecuencia un paciente se siente muy ofendido cuando
su médico de cabecera le insinúa que su problema podría ser valorado por un
psiquiatra. La reacción inmediata es “...como se le ocurre...si yo no
estoy loco...”.
Lo que la gente busca es a alguien
que lo entienda con toda la confidencialidad y respeto absoluto, sin importar
las creencias tanto “espirituales”, “morales” o “doctrínales” porque la
comprensión debe estar despojada de todo prejuicio que no contamine esa
relación interpersonal.
El psiquiatra es un ser humano como
cualquier otro, dispuesto a brindar toda la ayuda posible con todo el
entusiasmo y el afecto, a los pacientes que sufren de tristeza, “de nervios”,
de soledad, de incomprensión, de dudas, de inseguridades y miedos, de irritabilidades
insostenibles, del “dolor moral”, de infidelidad, de desaliento, del que ha
perdido o ha ganado la ausencia de un ser querido y de muchas otras
situaciones en la que el individuo se plantea “el no me hallo...no se qué me
pasa...no me lo explico...si a mí no me duele nada...todo esta está
bien...pero no me siento feliz...no consigo nada...porque los demás están
felices y yo no...”. Existe el terapeuta que expande toda su humanidad para
encontrar las posibles soluciones a estos problemas. Ese es el
PSIQUIATRA.
Por todo esto no hay que sentir esa
prevención y animadversión si entro al consultorio del médico psiquiatra.Él más que nadie entiende toda esta
situación.
Solo se necesita el deseo y las
ganas y aplicarle toda la constancia a las terapias.
Esto no es de “locos”; esto es en
serio. Es la vida misma con todos sus problemas, retos o desafíos que siempre
nos deja muchas enseñanzas.
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Médico Psiquiatra
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