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viernes, 24 de julio de 2015

Diferencias entre depresión mayor, distimia y trastorno bipolar


Depresión mayor, distimia o trastorno bipolar:¿Qué diferencias hay?

Este tipo de preguntas son frecuentes en mi trabajo. Las enfermedades psiquiátricas son tan desconocidas y al mismo tiempo tan tabú que la gente se asusta y se confunde, pensando que sufre patologías que en verdad no tiene.
Depresión mayor
Una depresión mayor, es un tipo de trastorno del estado de ánimo grave, en que la persona está extremadamente decaída, triste, abatida, sin ganas de hacer prácticamente nada. Los ámbitos vitales del paciente se ven afectados, es decir, no puede trabajar, no puede mantener un contacto regular con sus amigos, no realiza actividades de ocio, etc. Muchas veces hay pensamientos autolíticos o ideas de suicidio. El trastorno depresivo mayor normalmente aparece de repente, precipitado o no por algún suceso interno o externo que lo active. Se nota un cambio claro y considerable en la persona, de manera que todo el mundo puede darse cuenta de que el sujeto está sufriéndolo.
Trastorno bipolar
Un trastorno bipolar es muy particular, con síntomas específicos y concretos. Se caracteriza por la prevalencia de largos periodos depresivos, normalmente muy graves, intercalados con fases maníacas, en que la persona está muy eufórica y alterada. Estas etapas son extremas, el sujeto se siente invencible, con mucha energía y fuerza, pensando que puede hacer cualquier cosa. Los que están alrededor como la familia o amigos se dan cuenta que a la persona en sí le pasa algo extraño, su comportamiento no se percibe “normal”, y en la mayoría de ocasiones hay conductas o actitudes  agresivas y/o de hostilidad. Debemos tener en cuenta que hay tipos y grados diferentes de depresión bipolar: trastorno bipolar tipo I (el más grave), tipo II (más leve) y mixto, más difícil de diagnosticar pues las fases de manía y depresión están más entremezcladas, incluso produciéndose casi al mismo tiempo.
Distimia
Una distimia, a diferencia de los dos anteriores, es una enfermedad mucho más imperceptible. Se trata de un trastorno del estado de ánimo que puede pasar fácilmente desapercibido y sin diagnosticar, pues la afectación de la persona, de entrada, es menor. No tiene por qué perturbar los ámbitos vitales del sujeto, el cual continúa con su vida de forma más o menos regular. Muchas veces, estos trastornos empiezan en edades tempranas (adolescencia), cuando la personalidad se está formando y los sutiles síntomas se pueden confundir con la manera de ser de la persona. Se caracteriza por la prevalencia de un estado de ánimo variable, sin motivos aparentes y, sobretodo, por la dificultad para poder disfrutar de las cosas. Los síntomas son variados, desde cansancio, falta de energía, trastornos del sueño o el apetito, dificultad de concentración, irritabilidad, tristeza, pesimismo, sentimientos de inutilidad, inseguridad personal, pensamientos obsesivos, ansiedad, entre otros. A menudo, las distimias evolucionan en el tiempo y van empeorando si no se utiliza medicación para estabilizarlas. Así que es frecuente que el paciente acuda a la consulta de un psicólogo o de un psiquiatra cuando los síntomas se agravan y empiezan a alterar áreas importantes de la vida.
Por: Helena Romeu LlabrésPsicólogo Clínico / España
Fuente: http://www.drromeu.net/

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